Dentro del arte contemporáneo, la contemporaneidad vendría a ser como una manera de participar del mundo, aceptando que vivimos en cierto contexto pero a su vez siendo reflexivos y críticos con este.
El surgimiento del arte contemporáneo no se enmarca a partir de un suceso particular, sino que se fueron dando, después de la segunda mitad del siglo XX, una serie de acontecimientos, como por ejemplo: la segunda guerra mundial, la guerra fría, la Revolución Cubana, las dictaduras en América Latina, el mayo francés, entre otros.
A partir de 1945 entramos en la segunda posguerra, se descubren las atrocidades de los campos de concentración, también ocurren los bombardeos a Nagasaki e Hiroshima, etc. que iniciaron un nuevo período artístico y nuevas maneras de entender y hacer arte.
Ya a partir de los 50 hay un cambio radical en la manera de hacer arte. Se retoman las vanguardias como actitud de crítica hacia las instituciones. Así es que una característica que resalta de la contemporaneidad en el arte es el salir a la calle, salir de las instituciones, el Arte como forma de vida. En este sentido aparecen obras como las performances, los happenings, las intervenciones, el accionismo, entre otras, que se vinculan con otro modo de hacer arte diferente al académico, y fuera de los museos.
No hay un material específico en el arte contemporáneo, sino que justamente lo que lo caracteriza es la transdisciplinariedad, donde conviven múltiples formatos, lenguajes, materiales. Es decir, hay una apertura a otras disciplinas, ya que a muchos trabajos artísticos no se los puede etiquetar bajo los rótulos clásicos de “dibujo” o “pintura” como categorías puras, sino que todo se entrelaza para crear algo diferente, algo que rompe con las maneras y los lugares tradicionales.
Otro rasgo interesante es la forma de registrar estas nuevas manifestaciones artísticas, ya que el arte siempre había sido considerado como un bien bastante preciado, y las pinturas o esculturas se hacían y se protegían para que quedaran como patrimonio cultural, para la posteridad; con el arte contemporáneo aparecen manifestaciones artísticas que se crean con el objetivo de ser efímeras, ya que su finalidad tiene más que ver con vivir un presente y estar allí, ser partícipe. Allí la fotografía tendría un rol importante a la hora de registrar obras contemporáneas como las performances.
El mayor propósito del arte contemporáneo es ampliar el propio concepto del arte y llevarlo a la reflexión, por lo que en este sentido sería un arte que estaría más enlazado con la filosofía y el pensamiento. Es un arte al que le interesa cuestionarse todo.
En este sentido, los estudios de Peirce dentro del campo de la Semiótica fueron muy influyentes para el análisis de la imagen, ya que considera que vivimos en un mundo hecho por signos, y solo podemos conocer y pensar a partir de signos. La realidad es entonces una construcción, y lo verdadero, según esta postura, resulta del consenso de una comunidad; es decir, no hay un sentido único y estático, sino que la significación es dinámica y la verdad depende del grado de aceptabilidad que ciertos argumentos tengan en una sociedad en un contexto histórico dado.
Este aporte también se verá reflejado en los estudios visuales, ya que la contemporaneidad, a diferencia de la modernidad, no hablará en términos de “la verdad”, sino que propone miradas. También propone percepciones dominantes, más ligadas al mercado, que incluyen a ciertas formas de ver y excluyen a otras. Podríamos decir que hay ciertas legitimaciones en un momento dado, pero en el arte, al igual que todos los campos de conocimiento, existen transformaciones que, a lo largo de los años (porque los procesos de cambio llevan tiempo) pueden desplazar ciertas miradas en favor de otras.
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